El otro puede gritarte, rebajarte, manipularte, herirte, ejercer violencia psíquica, aprisionarte pero sólo en la medida en que vos lo permitas. Es tu basta de esto que pone un freno. No te olvides que el amor no conquista todas las cosas, pero si las pone en su lugar. Siempre depende de ti. No vivas una vida esperando que los demás cambien, eso no va a suceder salvo excepciones. Esperar que el otro sea diferente es una pérdida de tiempo total y convengamos que no estamos para perder el tiempo. Si tu esperas el cambio del otro le estas dando tu vida. Tu eres el dueño/a de tu vida, no el otro.